Recientemente una famosa serie dirigida por Álex de la Iglesia, “30 monedas“, en la plataforma digital HBO, ha devuelto el interés por las reliquias sagradas, en concreto por las monedas de plata que fueron entregadas a Judas Iscariote a cambio de entregar a Jesús de Nazaret. No es muy conocido que una de esas monedas, pudo estar en Toledo. Os contamos la historia y lo que sucedió con ella.
Hace unos días, debatiendo sobre la serie en un grupo de amigos y guías de turismo de Toledo, Luis Rodríguez Bausá nos recordó que en Toledo, entre las numerosas reliquias que se conservan en la Catedral y en algunas otras iglesias de la ciudad, también estaba una de las monedas que pudo pertenecer a las 30 monedas de plata que entregaron a modo de pago a Judas Iscariote por delatar a Jesús de Nazaret.
“Ese mismo día, Judas Iscariote, que era uno de los doce discípulos de Jesús, fue a ver a los sacerdotes principales y les dijo: «¿Cuánto me pagan si los ayudo a atrapar a Jesús?» Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata.”
Mateo 26:14-15

La pista surge hace unos años en un documento encontrado en el Archivo Histórico de la Nobleza, en Toledo, en el fondo de los duques de Frías, caja 126, documento 38, en el que también se conservaba un vaciado de la moneda adosado al documento, lo que nos permite conocer su aspecto.
La historia de la moneda que pasó por Toledo es compleja y nos recuerda un poco a la fantástica y cinematográfica trama de la serie de Álex de la Iglesia, pues tiene todos los ingredientes: una moneda histórica y legendaria, la devoción de los vecinos de la Puebla de Montalbán y alrededores (pues es donde se conservaba, como ahora contaremos), la intervención de la alta jerarquía de la Iglesia Católica y un desenlace misterioso… ¿Se anima algún guionista para la segunda parte de la serie? (Aquí, hasta donde sabemos, no hubo asesinatos)

La locura por las reliquias
No había catedral, iglesia o ermita que se construyera sin alguna reliquia, fuera o no verdadera, que eran ubicadas en los lugares más extraños a modo de “protección” y para facilitar ser veneradas por los fieles. Así, se colocaban huesos de santos en las esferas que coronaban las torres, en el interior de cuidados relicarios de plata y oro, con las más diversas formas se conservaban pelo, dientes, trozos de ropas, sangre.., y hasta cosidas y escondidas en los mantos de vírgenes y santos.
El mercadeo y trasiego de estas reliquias era muy alto desde la Edad Media, siendo las más preciadas aquellas que procedían de la vida y muerte de Cristo, habiendo numerosos ejemplos: astillas de la cruz, clavos, espinas de la corona, restos del pesebre donde nació y de sus dientes de leche, la lanza de Longinos, el Santo Cáliz, paños, restos de la última cena… O las monedas de plata que se entregaron a Judas tras delatar a Jesús de Nazaret.
¿Por qué este mercadeo? Principalmente hay dos motivos: por las supuestas propiedades sanadoras y milagreras que se asignaban a las reliquias y como “objetos de poder” que harían ganar batallas, riquezas, etc., a la persona que fuera su propietario. Obviamente, no había tanta reliquia para el amplio mercado que se originó, siendo muy habituales las falsificaciones.

La historia de la moneda de Judas venerada en La Puebla de Montalbán
Como detalla de la Peña Barroso (1), “el 25 de octubre de 1623, don Andrés Pacheco, obispo de Cuenca, entregó al cura de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Paz de la Puebla de Montalbán «una de las monedas o denarios en que fue vendida la preciosa sangre de nuestro redentor Jesucristo» engarzada en una custodia de plata dorada y con un texto en latín y en romance que rezaba precisamente eso: «precio de la sangre de Nuestro Señor Jesuchristo».”
Según informó Luis Moreno Nieto en ABC, “hasta 1960 perduraba en La Puebla la costumbre de venerar la memoria de la moneda orando ante su relicario el Viernes Santo, muy temprano, se representaba en la iglesia un episodio de la Pasión interpretado por vecinos; la piadosa costumbre, que se había iniciado a fines del siglo XVIII perduró hasta hace menos de medio siglo y todavía vive en Madrid el vecino que interpretaba el Judas. La moneda pudo ser donada al cardenal Pacheco por el emperador Carlos V“.
Probablemente el obispo de Cuenca se sabía próximo a la muerte (nació en 1550 en La Puebla de Montalbán y murió en 1626) y deseó que su localidad de nacimiento e iglesia donde fue bautizado, conservara una importante reliquia. Estipuló que la moneda estaría asegurada por tres llaves, una a cargo del conde de Montalbán, otra del cura de la parroquia y otra a cargo del alcalde ordinario más antiguo de la villa. Junto a la moneda entregó una declaración y testimonios de la veracidad de la moneda, y la licencia para que fuese venerada.

Y allí se conservó durante 160 años, obteniendo una importante fama en toda la comarca, pues era exhibida cada año durante el Jueves y Viernes Santo para adoración de los numerosos fieles que acudían de otras muchas villas cercanas.
La moneda se marcha a Toledo
Probablemente por la fama que estaba adquiriendo la reliquia relacionada con la pasión de Cristo en la comarca, el ilustrado y coleccionista cardenal Francisco de Lorenzana (durante su estancia en México reunió una interesante colección de objetos etnográficos), el 19 de septiembre de 1786, mandó iniciar una investigación para “cortar de raíz el abuso” y esclarecer los hechos alrededor de la reliquia. Solicitando un dibujo de la moneda, observó que en el anverso se representaba la cabeza del dios Dionisos y en el reverso una leyenda en griego y una figura que mostraba a Dionisos desnudo en pie.
Poco más le hizo falta al prelado para dictaminar que el pueblo estaba adorando a una falsa deidad pagana y que con sigilo se llevara la moneda al monetario de la diócesis de Toledo para ser investigada con más detalle.
Finalmente, en 1787, la Sede Primada resolvió que la moneda era apócrifa, o sea, que no podía ser considerada una reliquia.
Una interpretación no menos que curiosa, pues lo que se adoraba en realidad es la reliquia de la Pasión de Cristo, lo que nos lleva a pensar si realmente Lorenzana tenía otro destino para la famosa moneda: es conocido y notable el interés de los poderosos de la época, especialmente los cardenales, por acumular las más importantes reliquias, como ya os contamos en un anterior artículo dedicado a las reliquias de la Catedral y que aquí puedes leer, aunque también, Lorenzana fue un notable humanista ilustrado, que tal vez le hizo plantearse la realidad de ciertas reliquias. No lo sabemos.

De cualquier forma, la moneda nunca volvió a La Puebla de Montalbán, incluso siendo una falsa reliquia de la Pasión de Cristo, apócrifa y siendo requerida en numerosas ocasiones sin éxito desde la localidad:
Según apunta Peña Barroso, no fueron pocas las veces que el párroco y el administrador del duque de Uceda y conde de Montalbán solicitaron a Toledo la devolución de la moneda sin éxito, solicitando incluso un informe al archivero de la casa ducal de Frías, llegando a la conclusión que no era posible determinar si era auténtica o falsa, pues no había certeza alguna sobre el tipo de moneda con que se pagó a Judas, dado que en la época, y en esa zona, se utilizaban tanto monedas “hebreas, propias suyas, sino también de las griegas y latinas”.
Con los datos actuales se desconoce si la moneda fue devuelta a la iglesia de Nuestra Señora de La Paz. Al ser declarada apócrifa, se excluía de estar depositada en el Ochavo de la Catedral, junto a otros cientos de reliquias, y se menciona en el siglo XIX, en el inventario de bienes de la Catedral una moneda que estaba desaparecida…
¿Se quedó la moneda el cardenal Lorenzana por algún motivo? (Como el coleccionista cardenal Santoro en la famosa serie de Álex de la Iglesia)
¿Se encuentra perdida y olvidada en algún lugar de la inmensa Catedral de Toledo? Eso es algo difícil de saber…
(1) De la Peña Barroso, Efrén (2015): “El precio de la sangre de Jesucristo”: una moneda de la traición de Judas en La Puebla de Montalbán“. Revista de Estudios Monteños, ISSN 2341-328X, ISSN-e 2341-3298, Nº. 150, 2015, págs. 31-35
Para saber más:
- “Una moneda de Judas, en Toledo“. El Mundo. 8/9/2002
- “El cardenal Lorenzana trajo a Toledo una de las treinta monedas de Judas”. ABC Toledo. 1/9/2002
- “Las treinta monedas de Judas”. Desperta Ferro.
- “Cuánto costarían hoy las 30 monedas de plata con las que se pagó a Judas”
Agradecimientos:
A Luis R. Bausá por proporcionar siempre pistas, muchas veces sin quererlo. A Rosa Jurado, por la ayuda con las monedas. Al Archivo de la Nobleza de Toledo y a Miguel F. Gómez Vozmediano, por la diligencia y ayuda prestada.