¿Sabes que en la Catedral de Toledo se conservan más de cien reliquias? Entre otras, se puede destacar fragmentos del Lignum Crucis, de las espinas de la corona de Cristo, leche de la Virgen María, de la túnica de púrpura de Cristo, de la toalla que Jesús se ciñó y lavó los pies a los apóstoles durante el Viernes Santo, de la sábana con la que se envolvió su cuerpo en el sepulcro y de los paños de su infancia…
El culto y la veneración de las reliquias ha tenido una enorme importancia en el cristianismo desde sus orígenes. El Concilio Vaticano II afirma que “De acuerdo con la tradición, la Iglesia rinde culto a los santos y venera sus imágenes y sus reliquias auténticas”. Conservadas habitualmente en recipientes denominados relicarios, ricamente ornamentados con oro, plata y piedras preciosas, se custodiaban en las iglesias, catedrales y monasterios, en altares y capillas para que los fieles pudieran venerar y contemplar los restos de mártires o santos, siendo habituales los restos humanos (huesos, piel, cabello, sangre…) u objetos asociados con la vida del santo o mártir.
Durante la Edad Media hubo una auténtica pasión por “coleccionar” este tipo de reliquias. Los poderosos, habitualmente Reyes o Emperadores, no dudaron como hizo Felipe II en requisar, comprar o coleccionar el mayor número posible. También era un símbolo de riqueza y atracción para los fieles que una catedral o una iglesia tuviera en sus capillas un gran número de estas reliquias, pues era costumbre ir a “pedir” o a rezar a la reliquia del santo o mártir en su día o conmemoración.
Los fieles pensaban que estos artículos tenían propiedades curativas y milagrosas.
También era común en los cimientos de iglesias y catedrales, y en algunos casos en la construcción de las capillas, incluso en las grandes esferas metálicas que coronan muchos campanarios de España, colocar un nutrido número de reliquias.
En ocasiones se asociaban a este tipo de restos humanos propiedades casi mágicas y muchas personas no dudaban en peregrinar cientos de kilómetros para observar las más famosas. Muchos utilizaban el poco o bastante dinero que tenían en mercadear con estas reliquias.
Más de cien reliquias en la Catedral de Toledo
La Catedral de Toledo, como uno de los templos más ricos de la cristiandad, no podía permanecer ajena a esta tendencia e intentar atraer más fieles y dotar de aún mayor importancia a sus ya de por sí notables muros. Desde su fundación, la Catedral ha acumulado decenas de reliquias, pero fue en 1591 por iniciativa del Cardenal Quiroga cuando surge el proyecto de creación de un “Sacrarium” en el área norte de la Catedral, entre ellas el ochavo, ubicado justo detrás de la Capilla del Sagrario. La construcción se finaliza en el año 1653, en la zona noroeste, realizando el traslado de las reliquias de forma solemne el 19 de enero de 1673.
La construcción en sí tiene trazas simbólicas: de planta ochavada, de ahí su nombre, recordando que el número 8 es el símbolo de la eternidad.
Más de 100 piezas y relicarios se distribuyen en siete arcosolios, cada uno de ellos compartimentado en varias vitrinas. Siete es el símbolo de la creación, siendo siete los días que Dios tardó en crear el mundo, según la tradición cristiana.
Entre las piezas más importantes que se conservan en el Ochavo, destacan el Arca del Santísimo Sacramento; el Lignum Crucis (utilizado en el ritual de nombramiento del Arzobispo de Toledo); el relicario de la Santa Espina; el Arca de San Eugenio; el Arca de Santa Leocadia; la Cruz del Cardenal Mendoza (de la que se dice que acompañó a los Reyes Católicos en la toma de la ciudad de Granada en 1492); la Cruz del Archiduque de Austria; el Busto de San Juan Bautista; el brazo de Santa Lucía o el retablo relicario de San Luis de Francia.
Uno de los mayores aportes de estas reliquias fue realizada por el Rey San Luis de Francia:
“A través de estas edificaciones se pretendía evocar en el fiel el lugar santo de Jerusalén. En el estudio de las reliquias de la catedral primada destacan las llegadas con su fundación alrededor de 1086, y principalmente las donadas por el rey san Luis de Francia alrededor de 1248 entre las que se encuentran fragmentos del Lignum Crucis, de las espinas de la corona de Cristo, leche de la Virgen María, de la túnica de púrpura de Cristo, de la toalla que Jesús se ciñó y lavó los pies a los apóstoles durante el viernes santo, de la sábana con la que se envolvió su cuerpo en el sepulcro y de los paños de su infancia. Además de las anteriormente citadas una de las piezas más importantes es el relicario del monarca san Luis de Francia, que albergaba las reliquias de san Cristóbal, san Esteban, san Laurencio, san Alejo, san Damián, san Eugenio, san Dionisio, san Cosme, san Félix, velo y vestido de la Virgen María, san Luís, santa Ana, san Juan Bautista, san Leonardo, san Bonifacio, vestido y árbol en que oraba San Francisco, san Bartolomé, santo Tomás Arzobispo Canturiense, santa Bárbara, Sansón Confesor y santa Marina, y podría haber actuado como el Arca de la Alianza del templo primado, semejante al Arca de la Alianza del templo de Salomón. Todas estas piezas seguramente fueron donadas por el rey francés quizás junto a otro gran tesoro de la catedral, la Biblia Moralizada en 3 tomos, o de san Luis. No están claros los motivos exactos por los que el francés hizo esta donación, pero además del acto de dádiva que implicaría el fortalecimiento de los lazos de amistad, en la posesión de los monarcas castellanos de unas preciadas reliquias de la vida de Cristo habría que recordar a Blanca de Castilla, madre de san Luis, o incluso los acuerdos matrimoniales pactados entre san Luis y Alfonso X para miembros de sus familias” (Fuente: Miquel Juan, Matilde)
Muchas de estas reliquias, conservadas en sus relicarios, de numerosas iglesias toledanas fueron robadas durante la invasión francesa. Algunas regresaron, otras se perdieron para siempre…
El ochavo no es accesible a los turistas. No se visita con la entrada turística a la Catedral. Es una de las zonas más escondidas y protegidas de la Catedral, no sólo por las riquezas que conserva, también por el carácter espiritual, religioso, sagrado, de los objetos que estos relicarios conservan desde antiguo. La única forma de visitar los relicarios que hay en el ochavo es a través de la web de la Catedral de Toledo: “El ochavo, relicario de la Catedral” (Fotos: SICP Catedral de Toledo)
Más información sobre reliquias:
- “Las reliquias: fe y negocio en la Edad Media”.
- Los católicos y las reliquias.
- Tráfico de reliquias en la Edad Media.
- El ochavo, relicario de la Catedral de Toledo.
- Las reliquias del Real Monasterio del Escorial
Fotos del ochavo realizadas por Laura Valeriano Martínez, 2011
Primera publicación: 19 de marzo de 2018.