Pablo Gamarra dejó escrita esta pequeña leyenda o anécdota sobre la Puerta Vieja de Bisagra, llamada de Alfonso VI, que posee evidentes signos de identidad islámica. La tradición, que no siempre es cierta, cuenta que por esta puerta entró el Rey Alfonso VI a la ciudad un 25 de mayo de 1085. Os dejamos con una leyenda de la Puerta de Alfonso VI en Toledo.
Por el paseo de la Ronda, después de dejar atrás el histórico torreón de los Abades, y siguiendo la muralla, rompe la monotonía de los rodaderos de la Granja un bello trozo, lindo vergel en la austeridad de la fortificación medieval.

Entre las almenas, los rosales trepadores en florescencia; los árboles frutales, los eucaliptos, los del paraíso y las acacias en flor, rodean el palacete del cardenal Lorenzana, embalsamando el ambiente con un perfume enervante de viejas esencias. Parece como un carmen de Granada, la mora, trasladado a Toledo, la levítica.
Mientras tanto, en el cielo de azul limpísimo y sereno, la luna tiende su cendal soñando sobre la austera y parda Castilla; baña los extensos llanos de la Vega baja, poblados de gente armada que, bulliciosa y decidida, sólo espera la orden de ataque.
Nos encontramos a principios de mayo de 1085; Alfonso VI está ante los muros de Toledo con el ánimo decidido a hacerla por segunda vez cristiana.

Y mientras Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, conversa en la tienda con el monarca, otro capitán, Pedro de Ansúrez, sin poder contener su impaciencia, hace caracolear su fogoso caballo, y, espoleándole, se dirige hacia la puerta de Bab-Shara, cerrada y defendida por los mahometanos, que, apercibidos de que un caballero del campo cristiano a ellos viene, le reciben con una lluvia de saetas.
Pedro de Ansúrez, esquivando habilidosamente el peligro, llega hasta la puerta, y con certeros golpes de hacha arranca los aldabones de la fortaleza.
Haciendo caracolear de nuevo a su caballo, deja pasmados con su audacia y temeridad a los moros, que no tienen por menos que admirar su valentía, y regresa al campo castellano, ofreciendo el presente de su arrojo a Alfonso VI.
En una mañana esplendente de mayo, el día 25, el monarca castellano se decide a entrar en Toledo, una vez aceptadas por los sitiados las condiciones impuestas por los sitiadores.
Avanza la brillante y bélica comitiva entrando en la ciudad por la puerta de Bab-Shara, fortaleza característicamente árabe, de arcos de herradura, de columnas toscas procedentes de otras construcciones, con sus troneras de defensa y sus gruesos muros, donde en el año 838 pendió la cabeza del Wali Heschani, que rebelado contra el califa Abd-er-Rhamán, fue decapitado en este mismo sitio para escarmiento de los demás.
Autor: Gamarra, P. (1972). Aguafuertes toledanos. Toledo: Gómez Menor.
Cuenta la leyenda que el rey Alfonso VI entró en la ciudad en 1085 por la puerta antigua de Bisagra, que en la actualidad lleva su nombre, acompañado de un gran séquito de importantes personajes. Cogió el camino natural y más directo, aunque más difícil: la cuesta del Cristo de la Luz. Atravesó la puerta de Valmardón y cuando su caballo pasaba frente a la mezquita, se arrodilló negándose a avanzar. Sigue leyendo la leyenda del Cristo de la Luz aquí.
Aclaración sobre el titular de la leyenda: Según Fernández de los Ríos, la denominación de la puerta actualmente conocida como de Alfonso VI, o “Bisagra Vieja”, pudo ser “Bab-Shara”. De aquí toma Gamarra el título de esta leyenda:
“Surgió espontáneamente la opinión de que la palabra “Bisagra” se deriva de las voces bab y shara que significan puerta y campo.”
Fernández de los Ríos, Ángel (1848): Semanario Pintoresco Español. Madrid.
Más información sobre la Puerta de Alfonso VI:
- Ficha en el catálogo de Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha.
- La Puerta Vieja de Bisagra o de Alfonso VI en Toledo Olvidado.
