En época de Carlos I se inició una curiosa tradición naval en España, la de construir ingenios submarinos que permitieran a nuestros ejércitos incrementar su poder en los mares. Y esta curiosa tradición se pudo iniciar en Toledo, en el río Tajo.
Ahora que esto días se habla en prensa del nuevo submarino español “Isaac Peral” (S-81), como una gran innovación de la marina, pues ha sido construido íntegramente con ingeniería nacional, queremos recordar que uno de los primeros intentos de realizar navegación submarina o de demostrar que el ser humano podía sobrevivir un tiempo debajo del agua utilizando algún artilugio o invención, se realizó en Toledo, en tiempos de Carlos I, cuando la corte se ubicaba en nuestra ciudad.
El emperador Carlos I, sorprendido por un artefacto sumergible en el Tajo
Carlos I asistió en Toledo en el siglo XVI (1538) a una demostración sorprendente para su época, tanto que quedó recogida en un libro escrito por Taysner en Colonia en 1592: “Opusculum… de natura magnetis et eius effectibus“. ¿El primer submarino en Toledo?
«Anno 1538. in Hispaniae oppido Tolleti, in flumine Tago velocissimo, aurum
Taisnier, Jean: “Opusculum… de natura magnetis et eius effectibus” (Colonia, 1562)
generante contra solis motum, nos secus atque Danibius alli tres, in orbe cursum consumente ab occasu in quam ad ortum, corampi memoriae // Carolo Quinto Imperatore cum decem propemodem millibus hominum experientia vidi»

Así lo recogen el periodista Félix Arbolí Martínez en ABC (7/03/1980) y también en el número 49 (abril-junio 1980) del “Toledo, Boletín de Información Municipal” que se puede consultar en el Archivo Municipal.

Por la narración breve realizada por Taysner en 1562, sabemos que en ese mismo tiempo, Carlos I se encontraba en Toledo asistiendo a las Cortes que comenzaron el 15 de octubre de 1538 y concluyeron el 30 de marzo de 1539 (1). Parece ser que hubo algún tipo de demostración, consistente en que “dos griegos entraron y salieron varias veces del fondo del Tajo ante la presencia del Emperador Carlos V, sin mojarse y sin extinguirse el fuego que llevaban en sus manos“.
Es probable que el Emperador, inmerso en varias guerras por toda Europa, estuviera ya buscando en aquellos años nuevos artilugios o máquinas de guerra que le permitieran tomar ventaja sobre sus enemigos, especialmente en el mar, donde había importantes problemas con los corsarios y con los turcos con Solimán el Magnífico al frente del Imperio Otomano, que causaban grandes problemas a las tropas imperiales.
Este invento en realidad se trataba de algún tipo de sumergible, denominado “campana húmeda”, una especie de caja metálica (a veces con forma de campana) o de madera impermeabilizada con cuero y con cierto lastre, sostenida desde una embarcación que permitiría la observación del fondo marino en la que se conservaría el suficiente tiempo aire en su interior para permitir la supervivencia de las personas que allí dentro se aventuraban.

Hasta la fecha no se han encontrado más referencias a esta demostración realizada para Carlos I en el río Tajo a su paso por Toledo. Tampoco se sabe dónde se pudo realizar exactamente la experiencia ni el resultado de la misma.

Como es conocido, en 1885 Isaac Peral construyó el primer submarino militar de la historia impulsado por energía eléctrica, quién sabe si también inspirado por esta tradición submarina que tanto impresionó a Carlos I en Toledo.
Otras curiosidades submarinas relacionadas con Toledo
El submarino nuclear USS Toledo
Como curiosidad, os podemos contar que existe en la Armada de los Estados Unidos un submarino nuclear denominado USS Toledo (SSN-769), en esta ocasión inspirado por la ciudad ubicada en Ohio (ver aquí fotos y descripción del USS Toledo), que sigue en activo desde 1993.

José Bono también tuvo su campana de buceo
Tras la experiencia que os hemos contado en el río Tajo con Carlos I, durante el reinado de su hijo Felipe II hubo otros intentos de utilizar este mismo sistema para explorar los fondos submarinos. En 1582, la campana de José Bono (Giuseppe Bono, no tiene nada que ver con el ex presidente de Castilla-La Mancha), un siciliano que realizó este mismo artilugio en bronce, solicitando al monarca licencia para bucear en las costas de sus reinos (incluidas las Indias), a cambio de la décima parte de lo recuperado. Recordemos lo frecuente que era en aquella época el hundimiento de los grandes barcos cargados del oro y plata proveniente de aquellas tierras, y los que se perdían por las diferentes y frecuentes batallas en el Mediterráneo.
De la campana para bucear de José Bono sí existe un dibujo, que se encuentra en el Archivo General de Indias, realizada en 1583, por lo que nos podría servir de pista para saber cómo fue aquél artilugio mostrado unos años antes en Toledo a Carlos I.

Este dibujo forma parte de expediente promovido en 1582 por José Bono, siciliano natural de Palermo, sobre concesión de privilegio de patente para usar en España y en América un vaso o artificio que inventó para estar debajo del agua y sacar perlas y todas las demás cosas que se pueden hallar en el mar. El expediente incluye dicho privilegio expedido por el Rey Felipe II (Lisboa, 27 de febrero de 1582). PATRONATO, 260,N.1,R.10 y se puede consultar aquí.
(1) Según Miguel F. Gómez Vozmediano: Extranjeros en Toledo: la colonia griega y del mediterráneo oriental en tiempos del Greco.