
El verano es una época magnífica para iniciar a los más pequeños en la historia y cultura de una ciudad como Toledo. Un buen punto de partida pueden ser ciertas curiosidades que pueblan nuestras calles (en Toledo son muchas). Hoy adaptamos lo que tal vez estrictamente no sea una leyenda, pero sí contiene ciertos tintes legendarios que ayudará a acercar a los más pequeños el conocimiento de una interesante época histórica y unos importantes personajes que habitaron en nuestra ciudad, en el siglo XVI.
“Calle del Hombre de Palo”, en Toledo
Muchas calles, monumentos y rincones de Toledo guardan curiosas historias y leyendas acumuladas durante siglos. Si quieres conocer por qué esta calle se llama de esta curiosa forma, y has leído la anterior leyenda ahora te contamos lo que dice la Historia:
En el siglo XVI un importante ingeniero e inventor italiano vivió algunos años en Toledo. Su nombre fue Juanelo Turriano (en italiano Giovanni Torriani). Tan importante fue que inevitablemente tenemos que comparalo con otro conocido e importante hombre del Renacimiento como fue Leonardo da Vinci. Aunque menos conocido, Juanelo trabajó durante bastantes años como relojero en la Corte del Emperador Carlos V (Toledo en aquella época fue la capital del Imperio).
Miguel Jadraque y Sánchez de Ocaña (1840-1919): «Carlos V en Yuste». Se observa a Juanelo Turriano, de pie, con barba blanca al lado del Emperador, que está sentado a la izquierda. En este cuadro se representa el momento en el que Juanelo muestra el funcionamiento de un autómata al Emperador y monjes del Monasterio de Yuste, donde pasaba sus últimos días Carlos V. El autómata consiste en dos figuras, un soldado que golpea con su espada a un Turco Otomano, cosa que seguramente agradaba bastante al Emperador. (Fuente)
¿Relojero del Emperador?
Un oficio que ahora nos podría parecer bastante normal pero que en aquella época requería de una serie de habilidades y conocimientos que no estaban al alcance de cualquier persona. Más tarde, Felipe II le nombró Matemático Mayor y fue durante esta época cuando construyó una ingeniosa máquina, un “artificio” (realmente construyó dos), que permitía subir el agua desde el río Tajo hasta el Alcázar, salvando un importante desnivel de 90 metros, cuando no existía aún el agua corriente como actualmente la conocemos (grifos y fuentes en cada casa, etc.) en la ciudad de Toledo. Lamentablemente, y tras una vida plagada de grandes inventos e ingenios técnicamente avanzados para su época, Juanelo murió siendo muy pobre y con enormes deudas un 13 de junio de 1585 en Toledo.
La calle Hombe de Palo, en una noche de lluvia
¿Y por qué os contamos todo esto?
La calle “Hombre de Palo” recibe este nombre debido a una especie de muñeco (algunos lo llaman autómata) con forma de hombre que Juanelo Turriano construyó utilizando su amplia experiencia como relojero con el posible objetivo de recaudar algo de dinero ante la ruina que para él había supuesto la construcción de sus dos grandes “artificios” que permitieron subir el agua a Toledo desde el Tajo, y de los que nunca cobró prácticamente nada…
El muñeco de madera que según algunos autores de la época se paseaba por esta calle, movía brazos y piernas, o hacía una reverencia cuando alguien echaba una moneda en una pequeña caja que portaba en sus manos, terminó dando nombre a la calle, por lo curioso de su presencia allí. Numerosas personas incluso de poblaciones cercanas se acercaban a esta calle a conocer la nueva maravilla del inventor italiano.
Imaginad a las personas que pasaban por esa calle, hace más de 500 años, cuando no existían los “robots”, ni muñecos articulados y automáticos actuales, que se mueven con electricidad… En aquella época no se conocía la electricidad; todo el movimiento de este muñeco se realizaba mediante complejos mecanismos ocultos, como un reloj de gran tamaño.
Cuenta también la leyenda que el “Hombre de Palo” de Juanelo Turriano fue quemado por la Inquisición, para evitar el revuelo y la fascinación que tan peculiar personaje causaba en los residentes y visitantes de Toledo.
Juanelo hizo más “autómatas” similares, aunque de menor tamaño, en este vídeo podéis ver uno que se cree fue realizado por Juanelo Turriano y se conserva en un museo de Estados Unidos:
(Video: Automaton figure of a monk, South Germany or Spain, c. 1560; National Museum of American History, Smithsonian Institution, Washington, DC.)
En este magnífico vídeo animado creado por el Colegio Divina Pastora de Toledo se puede conocer la historia de Juanelo Turriano y sus inventos, incluyendo el Hombre de Palo:
Orientación pegagógica
Juanelo Turriano fue uno de los ingenieros más reconocidos del siglo XVI. Entre sus numerosas invenciones y avances técnicos, se pueden destacar el “artificio” que facilitaba la subida de aguas del Tajo al Alcázar, el famoso “Cristalino” que hizo para Felipe II, numerosos relojes y artificios mecánicos, las campanas de El Escorial, aportaciones al Calendario Gregoriano, etc. Se puede iniciar a los niños en el estudio de la época y la importancia de los personajes relacionados con la leyenda del “Hombre de Palo” y la vida de Juanelo: Carlos V, Felipe II, Juan de Herrera, etc.
En el ámbito TIC, se podrían utilizar sistemas LEGO actuales para simular la creación de un autómata similar al “Hombre de Palo” en el aula, tal y como hizo Juanelo en el siglo XVI. Si alguien se anima y lo lleva a la calle Hombre de Palo y hace fotos, que me las envíe.
También, como ha hecho el colegio Divina Pastora, se podría recrear la vida de Juanelo y sus desventuras en relación a la Corte Imperial y con Carlos V, su estancia en el Monasterio de Yuste en los últimos años de la vida del Emperador y su vida y muerte prácticamente en la indigencia en Toledo.
Podéis animar a los niños a realizar un “podcast” para compartir en el blog del Centro narrando la leyenda y la vida de Juanelo en Toledo.
En la Web se puede encontrar mucha información sobre Juanelo y sus invenciones:
- Mucha de la información se custodia en la Fundación Juanelo Turriano: www.juaneloturriano.com
- Interesante programa de Milenio 3 dedicado a Juanelo Turriano.
- “Clockwork Prayer: A Sixteenth-Century Mechanical Monk”, amplio estudio dedicado a Juanelo y los artificios mecánicos, con fotos (en inglés)
- Juanelo Turriano, un hombre adelantado a su época.
- Reconstrucción digital del Artificio de Juanelo.
- Julio Porres de Mateo: “El artificio de Juanelo”
Dejamos a la imaginación del docente o de los padres del niño otras actividades realizar alrededor de esta interesante tradición de Toledo. Si te animas, compártelo con nosotros en los comentarios. Y si copias o utilizas esta leyenda, por favor, respeta la licencia “Creative Commons” y cita la procedencia.
María intentaba hacerse un hueco entre el grupo de personas que en una esquina de su calle se agrupaban. Podía oír exclamaciones como “es obra del maligno”, es una “maravilla”, “el relojero del rey lo ha hecho”, pero no entendía muy bien a qué se referían. Cuando pudo hacerse un lugar, pues era pequeña, sus ojos no daban crédito a lo que vieron…
Había salido hace unas horas bien temprano de su casa justo al lado de la Catedral. A sus nueve años, María seguía cada día las instrucciones de su madre, acudiendo a alguna fuente cercana a llenar un cántaro de agua que portaba celosamente hasta su casa. Si en la fuente había mucha gente o estaba seca por el estío, debía bajar hasta el río… Era un trabajo algo pesado para una niña, debía parar cada pocos pasos por las duras cuestas, pero tenía que hacerlo, pues el agua era muy importante para toda la familia y en Toledo escaseaba. Su padre le había contado que en esta ciudad siempre había sido complicado en verano conseguir agua, que en otros pueblos y ciudades había más pozos, o el río estaba más cercano… También que, en el palacio, Nuestro Señor el Rey Felipe II tenía “agua corriente” gracias a un curioso artificio que ella misma había visto funcionar, pareciendo obra de magia pues subía el agua desde el río sin ayuda alguna.
Cuando el intenso calor del mediodía hacía difícil caminar por las empedradas calles de Toledo, volvía a su casa tras hacer otros tantos recados… Muy cerca, bajo la sombra de los muros de la Catedral, se detuvo sorprendida por un grupo de personas que exclamaban alrededor de algo que no alcanzaba a ver. Cuando pudo hacerse un hueco pudo ver un muñeco, parecía hecho de madera, similar pero en mayor tamaño a los que su padre le tallaba de pequeña para jugar en casa. Pero había algo diferente… Cuando uno de los hombres que estaba allí se aproximó y echó una moneda en una pequeña caja que tenía en las manos, el muñeco pareció cobrar vida repentinamente, y con unos movimientos un poco bruscos agachó ligeramente la cabeza, movió un brazo como saludando y ¡abrió y cerró la boca!, sin emitir sonido alguno, pero pareciendo dar las gracias.
Cada vez que esto sucedía la gente se sobresaltaba, algunos exclamaban y otros reían como si fuera una atracción de feria. ¡Jamás se había visto algo así en las calles de Toledo!
Corrió hasta su casa, subiendo las escaleras rápidamente en busca de su madre, para contarle lo que había visto. Las dos bajaron de nuevo a la calle para observar este prodigio pero sólo alcanzaron a ver cómo un hombre de barba blanca, anciano, recogía en sus brazos al muñeco y se marchaba. Una vecina que también estaba allí comentó que se trataba de Juanelo Turriano, el viejo relojero del Emperador, Matemático Mayor del actual Rey y que desde hace algunos años había caído en desgracia por ciertos pleitos con poderosos señores y con el municipio. ¡Era el mismo hombre que había construido el “artificio” que subía agua desde el río! Y según otro vecino contó otros muchos prodigios que ninguno de nosotros alcanzaríamos a comprender. (Leyendasdetoledo.com)
Día tras día, Juanelo colocaba bien temprano su muñeco en un rincón muy transitado de la calle. Muchas personas que por allí pasaban, camino de la Catedral, sólo por ver funcionar esa maravilla, depositaban alguna moneda en la caja, activando los resortes casi mágicos que hacían que el muñeco, al que empezaron a llamar “el Hombre de Palo” se moviera. Para María era incomprensible que un muñeco se moviera solo y otros buscaban alguna cuerda o miraban alrededor del muñeco por si alguien escondido lo hacía funcionar. Algún religioso que por allí pasaba exclamaba que no entendía como tal obra del maligno podía estar expuesta tan cerca de la Catedral…
Una mañana, un intenso olor a humo alertó a todo el vecindario. El fuego era muy peligroso en Toledo, por la escasez de agua, por lo estrecho de las calles y lo próximas que estaban las casas, en gran parte hechas de madera. Todos, incluida María, corrieron a la calle a ver qué sucedía. En el rincón que últimamente ocupaba el “Hombre de Palo” sólo quedaba una masa informe de ceniza y metales… Alguien había quemado al “Hombre de Palo”.
Nadie se atrevió a preguntar qué había sucedido con el autómata de Juanelo. Muchos años después se supo que la Inquisición había quemado el muñeco que tanto había llamado la atención de las gentes. Demasiado cerca de la Catedral, tal vez demasiado avanzado para su época. La intransigencia, la ignorancia y sobre todo el maltrato de nuestra tierra hacia los grandes genios que aquí han habitado, una vez más tuvo un triunfo parcial… En pocos años, a esta vieja calle de Toledo, se le conocería como “Hombre de Palo”, en recuerdo de aquél autómata y de su creador, injustamente tratado por la Ciudad Imperial.
Autor: Juan Luis Alonso
24/08/16
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