Toledo guarda la historia y también leyendas para muchos de los grandes eventos históricos sucedidos en España. No en vano, nuestra ciudad es el resumen de esa gran historia en sus calles. No podía faltar el descubrimiento de América y su relación con nuestra ciudad. ¡Faltaría menos! A continuación Pablo Gamarra nos detalla en clave legendaria el origen de los fondos económicos necesarios para financiar la aventura que llevó a Colón hasta tierras oficialmente desconocidas en Europa hasta la fecha.
Andemos lentamente, en esta noche oscura, por la calle de Santo Tomé. Reverentes , nos inclinamos ante el Cristo mural que, al amparo de la bella torre mudéjar, muestra su faz cadavérica, alumbrada por un farolillo, que arranca de sus ojos extraña lucidez. Una ráfaga de viento nos azota al atravesar la bocacalle de la iglesia, al tiempo que hace ondear lúgubremente la cabellera del Crucificado.

La calle del Ángel se nos aparece lóbrega, con sus altos muros conventuales, que se asoman siempre curiosos y expectantes a la minúscula plazoleta de los Caños de Oro, con el paredón al fondo de la legendaria Casa de las Siete Cocinas, y poco más allá, la empinada cuesta de Bis-Bis, con sus escalones evocadores de la ruta granadina del Albaicín.

Estamos en el corazón del barrio de la Judería. En contraste con los muros del convento de San Antonio, son ahora chatas paredes enjalbegadas, de pequeñas puertas y discretos ventanucos. Al final de la calle del Ángel, en la rinconada de la derecha, destaca el arco de herradura conocido con el nombre de Arquillo del Judío. Allí, al pie del cerro de la Virgen de Gracia, está la Casa del Judío. Su fachada, de modesta apariencia, ¡sabe Dios lo que dentro guardaría!… Dicen que Isaac, su morador, en riquezas podía compararse con el monarca más poderoso de su tiempo…
Y mientras el visionario Cristóbal Colón va exponiendo a la reina Isabel su quimera descubridora, ella, la reina, contagiada de la sublime locura del extranjero, quiere ayudarle. Más para esa hipotética empresa se necesita dinero, y las arcas reales están muy resentidas; todo es poco para desalojar a los árabes de su último refugio de Granada. Pero Isabel no es mujer que se deje vencer fácilmente por contrariedades en el afán de patrocinar la intrépida hazaña.
Piensa de qué manera podría convertir las ilusiones en barcos y hombres , que es lo que necesita el genovés, y dominando sus escrúpulos raciales, toma una decisión. Sus joyas, que luciera en días de glorioso esplendor, ¿acaso no serían hundidas en las cisternas del tiempo? Decidida, da una orden secreta y despacha un emisario a Toledo, ordenando al rico israelita Isaac que se persone en Granada, donde ha de hacer un buen negocio…
En esta casa de modesta apariencia vivió el judío Isaac, que tuvo en su poder las joyas de Isabel I de Castilla, precursoras y llave preciosa de un nuevo mundo gracias al rasgo generosamente español de la Reina Católica.

Texto: Gamarra, Pablo (1972) Aguafuertes Toledanos. Toledo. Gómez Menor.
¿Dónde contar esta leyenda? En la Plaza del Sófer, donde se ubica en Toledo.
*Os recuerdo que esto es una leyenda. En este enlace tienes más información sobre la financiación del primer viaje de Cristóbal Colón. Realmente, fueron judíos conversos los que financiaron el descubrimiento. Entre ellos Luis de Santángel o Gabriel Sánchez.
LAS JOYAS DE ISABEL LA CATÓLICA NO SIRVIERON PARA EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, Por Ricardo López Seseña. Académico de la Hispanidad.
Nota: esta “casa del Judío” no se corresponde con la que se visita en algunas rutas nocturnas por Toledo subterráneo.