Hoy compartimos una leyenda poco conocida de Toledo, más bien uno de los milagros realizados por el franciscano fray Martín Ruiz, que como todo en esta ciudad, tiene su importante parte legendaria, implicando al mismísimo Diablo. También recuperamos en este artículo varios milagros realizados en torno a la figura del fraile y de la Orden Franciscana en Toledo. Os contamos la leyenda de Fray Martín Ruiz y el Diablo.
La presencia de la Orden Franciscana en Toledo es antigua y notable. Perdura hasta la actualidad, estando ubicados en el Monasterio de San Juan de los Reyes. Y también tiene su parte legendaria, como casi todo en esta mágica ciudad.
La recuperación de una leyenda olvidada
Hoy, 25 de agosto de 2020 se cumplen 656 años de la muerte del fraile Martín Ruiz, sepultado en el Convento de las Concepcionistas de Toledo. Hace unos días, en una de las visitas guiadas por Toledo con Luis Rodríguez Bausá, muy de pasada comentó uno de los milagros realizados por un fraile franciscano de Toledo, y cómo éste atrapó en un mulo al mismísimo Diablo, y le hizo trabajar en el convento durante un tiempo. Sorprendido por no tener registro de la “leyenda” o milagro que mencionó, buscamos en las fuentes bibliográficas y encontramos breves referencias, que a continuación os detallaremos. También encontramos que el sepulcro del fraile aún se encontraba en el convento toledano de las Concepcionistas, además de un retablo y unas pinturas sobre los milagros realizados por el fraile. No estando totalmente seguros de su conservación, contactamos con el convento y muy amablemente hoy nos han permitido visitar el sepulcro y las pinturas, como se muestra en este artículo. Agradecemos a la Orden de la Inmaculada Concepción de Toledo habernos permitido visitar su Iglesia en la Casa Madre y compartir con todos los lectores la leyenda y milagros de fray Martín Ruiz.

La llegada milagrosa de la Orden Franciscana a Toledo
Sobre la llegada de la Orden a Toledo, resume Julio Porres que en tiempos de fray Aymón, elegido en 1240, “vinieron a Toledo algunos franciscanos y se aposentaron en el paraje de La Bastida, donde construyeron un convento modesto titulado de San Antonio y desde el que bajaban a Toledo a pedir limosna; única forma permitida por su Regla para obtener ingresos.
Y narra un hecho legendario que provocó la donación de terrenos en la ciudad:
“Llegaron un buen día dos de estos dos mendicantes a una plaza grande de la ciudad, donde los regidores, hidalgos y pueblo llano veían correr toros. Siendo uno de éstos demasiado bravo y no consiguiendo encerrarlo, advirtió uno de los caballeros a aquéllos humildes frailes; y con ánimo sin duda de burlarse de ellos, les dijo que si cogían al animal, éste sería para ellos y además la misma plaza.
Pero ante el asombro general, el frailecico humilde y mal vestido, encomendándose a su Santo entró en el coso, asió al astado por los cuernos y éste se volvió manso de repente, dejándose conducir a donde el fraile quiso. Maravillados todos los presentes, no sólo les dieron lo prometido, toro y plaza, sino que añadieron una buena cantidad de limosnas para que levantaran en ella su convento. Alcacer sitúa esta plaza, adonde ahora está el monasterio de la Concepción, que caía debajo de los palacios reales.”

Fray Martín Ruiz y el Diablo en un mulo
Aposentados en el interior de la ciudad, otra leyenda nos menciona un notable milagro que obró fray Martín Ruiz, un conocido predicador al que se le atribuyen no pocos milagros, muerto el 25 de agosto de 1364, que estuvieron reflejados en la decoración pictórica del convento en su sepulcro.
En la tercera pintura aparecía el fraile representado cuando se desplazaba a la Puebla de Montalbán a predicar, intentando cruzar el río Guadarrama, y estando las aguas bastante altas sin dejarle pasar, se le apareció un mulo que le intentó ahogar, siendo el mismísimo Diablo transformado en ésta bestia.

Fray Martín Ruiz, viéndose perdido y temiendo la muerte, habiendo identificado a mismísimo Satanás que obraba transformado en acémila, actuó rápido y con el cordón de su hábito hizo un lazo que echó al cuello del animal, quedando atrapado y subido sobre sus lomos consiguió cruzar el caudaloso río.
No quedó ahí la cosa, pues el Diablo, viéndose atrapado dentro del animal y alguna fuerza divina impidiéndole salir del mismo, hubo de prestar servicio durante bastante tiempo en Toledo al regreso del fraile al convento, realizando diversos trabajos todos lo días bien atado con el cordón milagroso.
Hasta que un día, dos frailes forasteros que se alojaban en el convento, apiadándose del animal (y probablemente por alguna treta del maligno que consiguió engañarles), desataron al mulo y el Diablo desapareció dejando un intenso olor a azufre, mientras fray Martín se hallaba predicando en la parroquia de San Miguel el Alto y sin poder evitarlo.

El milagro que pudo ver la reina
Cuenta Balvina Caviró que debió contribuir a la construcción del convento de San Francisco el apoyo prestado a éste por doña María de Molina, viuda desde 1299 de Sancho IV el Bravo y después regente de su hijo Fernando IV el Emplazado.
Una vieja tradición relata que, en un principio, “la reina no vio con simpatía la vecindad de los franciscanos por encontrarlos excesivamente austeros y desharrapados. Pero otro hecho excepcional le hizo cambiar de opinión. Cuando el hermano limosnero salió del convento en demanda de provisiones, la reina pudo ver desde una ventana de su palacio cómo bajaba del cielo una cesta llena de panes. Con este hecho se ha relacionado al venerable fray Martín Ruiz, muerto en 1364, cuyo sepulcro se conserva en la iglesia de la Concepción Francisca, junto al coro bajo. Impresionada la reina María de Molina y reconociendo la santidad de los franciscanos, apoyó desde entonces a la comunidad seráfica. Y tras elevar la petición a su hijo, el rey, éste tuvo a bien concederles un terreno de sus propios palacios para ampliar el edificio y la huerta” (en la zona actualmente ocupada por las Concepcionistas, donde residieron los frailes hasta el reinado de los Reyes Católicos).




Agradecimiento: Luis Rodríguez Bausá.
Fuentes:
- Balbina M. Caviró: “El Monasterio de San Juan de los Reyes de Toledo“. Cuadernos de restauración de Iberdrola VI.
- María del Mar Graña Cid: (Universidad Complutense de Madrid) RELIGIOSOS IN VIA. FRANCISCANOS Y CAMINOS EN CASTILLA LA NUEVA (1215-1550) Actas del I Congreso Internacional de Caminería Hispánica. Tomo II, pp. 127-148
- Julio Porres Martín-Cleto: Los Franciscanos en Toledo. (Enlace)
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