Ahora que estos días la figura del Cid Campeador vuelve a la televisión gracias a la nueva serie de la plataforma Amazon Prime, también grabada en tierras toledanas, recordamos con este artículo la relación de Rodrigo Díaz de Vivar con la ciudad de Toledo durante la Reconquista: El Cid Campeador en Toledo.
Primavera de 1081: el rey Alfonso VI luchaba por tierras toledanas, sin el apoyo de Rodrigo (no acompañó al emperador en esta empresa por hallarse enfermo) cuando los musulmanes toledanos atacaron por sorpresa Gormaz en Soria, llegando hasta la fortaleza y arrasando cuanto encontraban a su paso, realizando un terrible saqueo.
Rodrigo Díaz, sin el permiso de su rey, reunió a su ejército atacando la taifa toledana para castigar a los culpables. Lucha en Toledo consiguiendo más de 7000 prisioneros, cambiando los planes de Alfonso para conquistar la ciudad sin el uso de la fuerza militar.
Esta algarada supuso uno de los primeros probables contactos del Cid con Toledo y también el destierro del caballero por las maniobras de otros nobles, ya dolidos por otras afrentas realizadas por Rodrigo en el pasado.
Unas breves notas biográficas sobre el Cid
Rodrigo Díaz, nació cerca del 1045 en tierras de Burgos (Vivar), siendo un mercenario militar castellano con su propia mesnada, soldado de fortuna de caudillos cristianos y musulmanes, cruzado en la Reconquista y figura histórica y legendaria cuya semblante originó el más importante cantar de gesta de la literatura española: el Cantar de mío Cid, también tuvo relación con la ciudad de Toledo, aunque ahora veremos que los diferentes autores que estudian su perfil no terminan de estar de acuerdo del todo.

Tras un destierro y prestar servicio al gobernante musulmán de Zaragoza, y ante la posibilidad de un rearme y ataque de numerosas tropas musulmanas a las posesiones ya ganadas por Alfonso VI, el Cid regresa con su señor y a Castilla, poniendo sus huestes a disposición del rey. Aunque no se menciona dónde tuvo lugar este encuentro, según algunos documentos e investigaciones realizadas por Fernández Delgado, se realizó en Toledo en el 1086.
La conquista de Toledo en 1085
Un año antes, según las crónicas, el 6 de mayo de 1085, Toledo es conquistada por Alfonso VI, tras cuatro años de asedio y garantizando a los musulmanes toledanos que se respetarían sus personas y bienes y se les permitiría seguir en posesión de la mezquita aljama (cosa que no se respetó, según la tradición, dando origen a la leyenda “El Alfaquí”).
Alfonso así recuperaba la capital visigoda toledana, consiguiendo el título de “Imperator toletanus” o “Toletani imperiui rex et magnificus triumphator” (Fuente: “La conquista de Toledo, mayo de 1085“)

Y es el momento de numerosas leyendas que asocian la entrada en la ciudad del rey con hechos legendarios como se detallan en la leyenda del Cristo de la Luz (el famoso caballo que dobla su pata al pasar sobre la piedra -hoy blanca-…) o en otra ubicada en la ahora conocida como puerta de Alfonso VI. Como observamos por las fechas, Rodrigo Díaz aún no formaba parte de las huestes reales, por lo que no pudo participar en la toma de Toledo, aunque algunas leyendas así lo afirmen.
Entre los años 1088 y 1089 el Cid consiguió la sumisión de Albarracín, Valencia y Alpuente. Con ello, el Levante estaba incluso mejor controlado que antes de la derrota de Alfonso VI en la batalla de Sagrajas.
Otro documento que atestigua la presencia de el Cid en Toledo hace referencia a la donación del monasterio de San Servando a la Santa Sede, el 11 de marzo de 1088, en el que entre la lista de testigos se encuentra el nombre de “Rudericus Didaz”.
Tras algunos años de diversos enfrentamientos con su rey y nobles, muere Rodrigo Díaz el 10 de julio de 1099 en Valencia.
El Cid ¿alcaide de Toledo?
Pedro de Alcocer asegura en su Historia o descripción la Imperial Ciudad de Toledo que «habiendo el rey (Alfonso VI) acabado estas cosas con que le pareció que esta ciudad quedaba más guardada, para dar mayor autoridad al Cid Ruy Díaz le dio la guarda y tenencia de ella. Y le hizo de ella alcaide, el cual dicen puso en su lugar a un esforzado caballero llamado don Alvar Fáñez, y entonces escriben que hizo hacer el Cid las casas que ahora llaman San Juan de los Caballeros».
Es decir, que sobre los solares en que se supone que se alzaron las casas del Cid se construyó esta iglesia, que recoge el Greco en su famoso plano y que el blog “Toledo Olvidado” se ocupó de ubicar.
Francisco de Pisa, que hubo de tener presente al historiador anterior, dice en su renombrada obra que el rey «luego fortaleció el Alcázar cuya tenencia con presidio de mil hijosdalgo castellanos, sin otra mucha infantería, dio al Cid Rui Díaz que fue el primer alcaide de Toledo». E insiste también en lo de la iglesia de San Juan de los Caballeros: «hay en esta iglesia dentro de su distrito una iglesia o capilla que llaman de San Juan de los Caballeros, fundada en el propio sitio donde fue la Casa del Cid Rui Díaz, que fue el primer Alcaide del Alcázar de Toledo»

Ramón Parro también habla de las Casas del Cid en Toledo cuando se refiere en su elogiado libro a la capilla de San Juan de los Caballeros: «Fue una capilla que se fundó en el terreno mismo que es tradición constante la casa habitada por el Cid Rui Díaz de Vivar, Gobernador militar de Toledo en los primeros años después de su reconquista por don Alfonso VI. Estaban estas casas muy cercanas y fronteras a los palacios de Galiana que ocupaba el Rey, y arrimados también a la eminencia en que de antiguo había una fortaleza que dominase la ciudad, donde posteriormente se labró el magnífico Alcázar… conócese todavía el local que ocupó este hospedaje del Cid y después la ermita o capilla de que tratamos, por las ruinas que aún se descubren desde la esquina de la que fue casa de la Caridad (…) hasta abajo frente a la derruida iglesia del Carmen calzado y pradito de la Caridad… A mediados del siglo XVI ya no existía este santuario, que debió ser, como la casa del Cid, muy suntuoso a juzgar por los magníficos trozos de columnas de mármol que se encontraron al excavar allí para los cimientos de la casa de Caridad». Recoge también este historiador la tradición que quiere hacer del Cid el fundador de la más antigua cofradía de Toledo, la de la Vera Cruz. Dice que la procesión del Entierro de Cristo «Estaba a cargo de la antiquísima cofradía de la Vera Cruz, que se supone fundada nada menos que por el Cid Rui Díaz de Vivar»
Si bien estos testimonios recogidos por notables autores toledanos afirman que el Cid pudo ser alcaide, se ha de saber que en un diploma concesionario otorgado por Alfonso VI el día 13 de febrero de 1099 al monasterio de San Servando, aparece por vez primera citado Alvar Fáñez como «alcaide» toledano, por lo que muy bien pudo haberlo sido el Cid con anterioridad y posteriormente delegara por algún motivo (salud o por marchar a Valencia).
Toledo y el Cantar de Mío Cid
El Poema presenta al Cid en dos ocasiones en Toledo, de las muchas que pudo haber estado. La primera para celebrar “vistas” con el rey, estando tres días en la ciudad y recibiendo el perdón real y le hace huésped en el Alcázar; el segundo día el Cid ofrece un banquete a los asistentes y el último, el rey pide al Cid sus hijas para casarlas con los Infantes de Carrión, y el Cid le entrega unos regalos de despedida.
En una segunda ocasión, para demandar justicia por la afrenta de Corpes, velando armas en el Castillo de San Servando.
Por todo lo indicado, es indudable que el Cid como personaje histórico estuvo en Toledo, además varias veces, incluso permaneciendo durante un tiempo tan prolongado como indeterminado.
Curiosidades sobre el Cid en Toledo
La casa del Cid en Toledo
Según la tradición la desaparecida iglesia de San Juan de los Caballeros estuvo edificada sobre la ubicación exacta de la casa del Cid en Toledo. Justo en el lugar en el que estuvo el altar de esta iglesia, se situó la casa del Cid, como descubrió en antiguas fotos de la ciudad Toledo Olvidado (más información). Se desconoce el paradero de esta columna tras las muchas trasformaciones urbanísticas de esta zona de Toledo.
La Cofradía más antigua de España fue creada por Alfonso VI y el Cid
La tradición dice que fue el Cid el fundador de la más antigua cofradía de Toledo, la de la Santa Caridad. La cofradía fue creada en 1085 para dar cristiana sepultura a los muertos que había en las calles de Toledo tras el asedio a la ciudad.
Según un artículo de ABC, “El rey Alfonso VI y su gobernador general, que era Rodrigo Díaz de Vivar (Cid Campeador), se reunieron con los capitanes Antonio Téllez y Suero Gómez para estudiar cómo dar «eclesiástica sepultura» a los difuntos, y en alianza con el arzobispo de Toledo formaron una cofradía que tomó el nombre de la Santa Caridad.
No solo enterraban a los fallecidos en batalla sino a los ahogados (muchos) en el Tajo y también a los ajusticiados, y lo hacían en un pequeño cementerio -situado en el actual Paseo del Carmen, no lejos del Museo de Santa Cruz- que se llamó «Pradito de la Caridad» y donde se conserva una placa que lo recuerda.” Como curiosidad adicional, esta cofradía tuvo como cofrade a El Greco.
Puedes leer la historia completa en este enlace: La cofradía más antigua fundada por el Cid. Más información en la web de la Cofradía.
Bibliografía:
- De la Paz Estévez, M. (2012): “La conquista de Toledo en 1085. Génesis y desarrollo de una frontera a través de sus fuentes“. Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, Grupo de Investigación y Estudios Medievales (GIEM) y Sociedad Argentina de Estudios Medievales (SAEMED)
- Fernández Delgado, J.J. (2000): “El Cid histórico y literario de Toledo“. Revista Toletum.
- Izquierdo Benito, R. (1986): “Alfonso VI y la toma de Toledo“. Temas Toledanos. IPIET.
Foto en la miniatura del artículo por A. L. Dueñas (CC Flickr)