Uno de los callejones más recónditos aunque no muy alejado del Ayuntamiento de Toledo, es el Callejón de los Muertos. Solamente oír su nombre hace que no sea agradable su visita y mucho menos transitar por él en noches cerradas, aunque hoy está perfectamente iluminado y el impacto es menor. En este callejón estuvo el Depósito Municipal de cadáveres hacia 1916 y esto contribuyó lógicamente a dar nombre a este singular enclave. Un artículo de Carlos Dueñas Rey.

Su trazado actual, un poco enrevesado se debe a que hacia el año 1504 el Municipio autorizó a realizar el derribo de unas casas colindantes a la iglesia de San Andrés, a petición de un embajador llamado Rojas para construir en ese espacio resultante el ábside gótico de dicha iglesia el cual contemplamos en la actualidad. Para ello se hizo necesario derribar un tenebroso cobertizo que existía en esta zona con la condición de que se hiciera una callecita para uso público, no pudiendo ser muy ancha pues todo este barrio es muy abigarrado en sus construcciones. El encargo le fue hecho a Covarrubias, célebre en toda la península por sus trabajos tanto en catedrales, iglesias o museos.
Antiguamente no había cementerios municipales como los conocemos a día de hoy y por tanto donde se enterraba a los finados era en las propias parroquias, conventos o iglesias en patios u otros espacios destinados y habilitados para este fin. Pero al ser Toledo una ciudad tan complicada en sus calles y por estos barrios tan tortuosas, las casas estaban pegadas a las iglesias y por tanto la convivencia por la proximidad entre vivos y muertos era algo habitual y entonces se veía como una cosa normal. Se daba el caso, muy comúnmente, que las casas adosadas a las iglesias tuvieran alguna ventana interior que daría al patio de la iglesia y entonces la cohabitación era algo usual en aquellas épocas.
Hay dentro de la iglesia de San Andrés una capilla dedicada a la Virgen de la Paz y desde esta capilla a través de una puerta algo inclinada se accede mediante una escalera a una sala donde permanecen hacinadas unas con otras decenas de momias al igual que ocurre en San Román o en el vecino convento de San Clemente. Hoy en día la escalera está iluminada y se accede sin problema, con respeto eso sí. ¿Pero imaginan lo que tenía que ser cuando en otro tiempo no había luz eléctrica y había que acceder donde estaban las momias con una vela encendida? Pienso que ir descendiendo poco a poco la escalera con la tenue luz de la vela para encontrarse con el espectáculo de las momias (que a veces sus esqueletos solo cubiertos por una piel tersa y dura) y las calaveras parece como si en su expresión –las más veces de dolor– escondieran una sonrisa burlona, es un espectáculo único.
Foto actual de las momias bajo la Iglesia de San Andrés, por David Utrilla (ver más fotos)
Pero os preguntareis del ¿por qué? de que en estas iglesias haya tantas momias perfectamente conservadas. ¿Qué es una momia? según el diccionario es un “Cadáver que, bien de forma natural o bien porque se le han aplicado ciertas sustancias, se conserva desecado, sin pudrirse (…)”.
En estas iglesias se conservan de forma natural debido a especiales características climáticas o a singulares condiciones micro climáticas que a través de los siglos se han ido creando en las iglesias y todo esto mezclado con diversos factores físicos que existieron y aún existen en nuestra ciudad.
Con tantas iglesias, conventos, capillas y demás familia que hay en Toledo, no es exagerado decir que nuestra ciudad es un inmenso cementerio en el que no es difícil encontrarnos con las mencionadas momias.
Con todo este bagaje es lógico que los vecinos próximos a la iglesia de San Andrés a veces relataban fenómenos paranormales, como ruidos de difícil localización, presencias, objetos que cambian de sitio, etc., lo que se conoce como ‘Poltergeist‘.
Hoy en día hay muchas casas abandonadas en este callejón y ya cada vez se oyen con menos frecuencia estos relatos. Tengo que decir en este foro que la mayoría de las veces, las personas que tienen este tipo de situaciones en su casa, las suelen callar, bien por miedo, bien por no querer dar tres cuartos al pregonero por si hay que vender dicho inmueble; porque no es fácil que alguien compre una casa donde se sepa o se intuya que haya fenómenos extraños.
De cualquier forma yo animo a propios y extraños que en la medida que les sea posible, hagan un esfuerzo por visitar en primer lugar la iglesia de San Andrés que en mi opinión es la joya gótica escondida de Toledo y ya que están (intentar) pedir permiso para ver sus momias, no lo olvidarán se lo garantizo y hay quién dice que nunca están en la misma posición de una visita a otra.
Contiguo al Callejón de los Muertos se encuentra la calle de LA VIDA POBRE, que debe su nombre a que en este lugar estuvo el convento de jerónimas fundado por la hija bastarda del rey de Portugal Fernando I, de la que se cuenta que repartió sus bienes entre los pobres y por ese motivo se la empezó a conocer como María “la Pobre”. Otros citan a la fundadora como perteneciente a la familia de los Toledo, de cualquier forma los franceses incendiaron el convento y tras haber sido comprado el solar incluso la iglesia por el conde de Safont, del convento de la Vida Pobre nada queda.
CARLOS DUEÑAS REY
Publicado originalmente en el grupo de Facebook de Leyendas de Toledo (enlace)
Más información:
Un paseo nocturno por el callejón detrás de de San Lorenzo (anteriormente también conocido como callejón de los Muertos):