Si hay un edificio en Toledo que guarda entre sus cimientos las glorias de un pasado de siglos, mezcla de visigodos, árabes y cristianos, ese es el convento de Santa Fe. Por él han pasado pretores romanos, reyes visigodos, gobernadores musulmanes y diversas órdenes religiosas (franciscanos, calatravos, santiaguistas…) Un artículo de José García Cano.
Y ciertamente lo que hoy podemos apreciar difiere mucho de aquellos Palacios de Galiana como así los llamaban en el siglo XI cuando Alfonso VI llegó a la ciudad y que según las crónicas también fue el palacio del rey Wamba [1]. Según Florián de Ocampo se decía un viejo proverbio en el reino de Toledo, para dar a entender que una cosa era muy grande: Se decía “que son unos Palacios de Galiana…” [2]

Tenemos documentado que en el año 1210 el rey Alfonso VIII cedió a don Ruy Díaz Maestre de la Orden de Calatrava dio uno de los cuatro alcázares de Toledo [3], concretamente aquél que dicen haber sido Palacios de Galiana, dentro de los muros de Toledo y que incluía las capillas de Santa Fe [4] (fundada probablemente por Alfonso VI bajo influencia de doña Constanza de Borgoña) y la de Belén, esta última considerada una verdadera joya del conjunto al considerarse de origen taifa y cuya bóveda de nervios de herradura demuestran la vinculación a la arquitectura cordobesa de la época de Al-Haquen II [5]. En ese momento, el maestre de la Orden de Calatrava fundó allí un priorato y mandó hacer una iglesia con titulo y nombre de Santa Fe [6] durante la segunda mitad del siglo XIII de la que se conserva su ábside gótico-mudéjar. Se ordenó que residiesen allí cuatro freiles clérigos, con los que debían confesar los caballeros calatravos. Además, en esta iglesia de Santa Fe, debían enterrarse los caballeros de la orden que muriesen en Toledo ó cerca de aquí, como así se hizo hasta el siglo XV. Se conservan los textos de las lápidas de alguno de aquellos calatravos como por ejemplo el siguiente:
AQUÍ YAZE FREY RAMIR LORENZO, FIIO DE FERNAN LORENZO GALLINATO, E CLAVERO QUE FUE DE CALATRAVA, E CRIADO DE DON IVAN, FIIO DEL INFANTE DON MANUEL [7]

Planos del Convento de Santa Fe de Toledo. ©Ministerio de Cultura. Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Proyecto de consolidación y restauración. Marzo de 1996
Hasta la época de los Reyes Católicos, los calatravos ocuparon este convento y Priorato de Santa Fe, concretamente hasta 1484, fecha en la cual los citados reyes cedieron parte de los Palacios de Galiana y la iglesia de Santa Fe a las monjas de la Concepción Francisca, encabezadas por doña Beatriz de Silva. Estas últimas estarían un breve espacio de tiempo, ya que en 1505 [8] llegarían las Comendadoras de Santiago [9] trasladando a las concepcionistas a lo que había sido convento de San Francisco [10], donde siguen hoy en día. Sería en estas circunstancias, cuando el rey don Fernando, cediera a la Orden de Calatrava, a modo de compensación por haberlos desplazados de Santa Fe, la “sinagoga mayor que los Judíos tenían en Toledo” [11], es decir la Sinagoga del Tránsito, la cual una vez consagrada cristianamente sería dedicada a San Benito, creándose el denominado Priorato de San Benito, al cual llevaron además el archivo de la orden [12].

Santa Beatriz de Silva
Nos detendremos en aquella etapa en la cual una parte de los Palacios de Galiana fueron ocupados por las concepcionistas encabezadas por Beatriz de Silva, protagonista de ciertos milagros que pasamos a detallar. Beatriz era hija de Ruy Gómez de Silva e Isabel de Meneses, de origen portugués y la que se convertirá con los años, en la fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción. Beatriz, la hermosa Beatriz, llegó a Castilla en 1447 acompañando como doncella a Isabel de Portugal, que venía desde el país vecino para contraer matrimonio con el rey de Castilla Juan II. Desde su labor de doncella y mujer cercana a Isabel, no le faltaron a Beatriz personas que la envidiasen e intentasen mancillar su nombre. Como era normal en cualquier corte, las intrigas y engaños se sucedían e involucraban a nobles, religiosos y gente de bien. Uno de los bulos que corrió por los pasillos de palacio, era que el rey tenía como amante a Beatriz, por lo que la reina, que en un principio la tuvo por amiga y personas cercana, empezó a desconfiar de ella y a odiarla, hasta tal extremo que la tuvo encerrada -según las crónicas- durante 3 días en un arca, “donde ella, por no descubrir este desacierto de su señora, no se atrevió a dar voces ni a pedir auxilio ninguno” [13]. En aquella situación tan extrema y angustiosa, la Virgen se le apareció a Beatriz para indicarla que sería liberada. A raíz de aquella visión la joven portuguesa decidió ofrecer su virginidad a María y consagrar su vida a la Madre de Dios.
Beatriz de Silva llegaría a Toledo alrededor de 1451, después de sucederle el episodio del arca, ingresando como pisadera en el convento de Santo Domingo el Real, donde permanecería más de treinta años y donde maduraría muy paciente y devotamente, el proyecto de fundar una orden, la que sería la Orden de la Concepción.
Pasados los años, la hija de Isabel de Portugal y de Juan II, llegaría a tener un especial cariño hacia Beatriz, y cada vez que venía a Toledo, la visitaba y conversaba con ella; nos referimos a la reina Isabel la Católica. Gracias a ella y a la cesión que le hizo a Beatriz de la parte citada de los Palacios de Galiana, comenzaría a materializarse la creación de la Orden de la Inmaculada Concepción.
Por expreso deseo de la propia Beatriz, la Orden debía contar con regla, rezo y hábito propios. Por ello, se solicitó al Papa Inocencio VIII el reglamento oportuno, aunque éste le concedió pero según la regla cisterciense. La historia de la Bula [14] que firmó Inocencio VIII para autorizar la creación de la Orden es cuanto menos increíble. La aprobación de la creación de la Orden, fue firmada por el Papa Inocencio VIII el 30 de abril de 1489. Exactamente ese mismo día, se presentó en el torno del convento provisional de Santa Fe un personaje muy misterioso, preguntando precisamente por doña Beatriz de Silva y comunicándola la firma de la bula por el Papa. Así, de esta forma tan instantánea, nuestra santa supo en Toledo, lo que había ocurrido en Roma, según la tradición, por revelación divina. Santa Beatriz creyó que el mensajero divino fue San Rafael, al que era muy devota, pues le rezaba cada día.
La historia de la bula no termina ahí. Se cuenta que el barco que traía el documento papal a España naufragó, y Beatriz apenada y desconsolada por la terrible pérdida, estuvo llorando hasta tres días [15]. Poco después, fue Beatriz a abrir un cofre y entre maravillada y sorprendida, encontró dentro de él la bula perdida en el naufragio…
Tendremos que esperar hasta agosto de 1491 para conocer del traslado de la “bula del milagro” desde la Catedral de Toledo al Convento de Santa Fe. La procesión fue acompañada por gran número de toledanos mostrando la veneración y gozo que sentían hacia Beatriz y la nueva orden que se estaba formando. El padre Francisco García de Quijada anunció durante aquél traslado, que a los quince días tendría lugar en la capilla de Santa Fe la toma de hábitos y velos de Beatriz y sus compañeras.
Pero el destino divino le tenía guardado a Beatriz otra sorpresa. A los cincos días después del traslado de la bula a Santa Fe, se le apareció la Virgen mientras rezaba (7 de agosto de 1491), para informarla que “de hoy en diez días has de ir conmigo…” El 17 de agosto, precisamente el día que se había elegido para la toma de hábitos, fallecía nuestra adorada Beatriz de Silva [16]. Recibiría –bajo el permiso del Cardenal Mendoza- el hábito de la Concepción y el velo, e hizo su profesión conforme a lo dispuesto en la bula [17]. Al darle la santa unción ocurrió algo increíble pues cuando le quitaron del rostro el velo para darle la unción, fue tal el brillo que de su rostro salió que todos se quedaron espantados; además, pudieron comprobar cómo en mitad de su frente le apareció una estrella, la cual estuvo visible hasta que expiró, dando tan gran luz y resplandor como la luna cuando más luce. De todo ello fueron testigos seis frailes franciscanos [18].
Con su muerte no terminaban los hechos increíbles alrededor de Beatriz de Silva. Había prometido Beatriz a su confesor que le iba a mostrar su rostro, siempre velado, antes de morir, por lo cual se le apareció al padre Tolosa cuando este se encontraba en el convento de Guadalajara, rogándole que fuera cuanto antes a Toledo porque su casa y orden estaban muy necesitados de su ayuda, como así fue, por las desavenencias surgidas entre el convento de Santo Domingo el Real y los franciscanos por la custodia de los restos de la santa [19].
La Orden de la Inmaculada Concepción había nacido casi al mismo tiempo que su fundadora dejaba este mundo terrenal y su obra y fundación quedarían durante siglos como ejemplo de fe y devoción, permaneciendo la comunidad de monjas en nuestra ciudad de Toledo y en aquél entorno tan cargado de historia como fueron los Palacios de Galiana. Santa Beatriz de Silva fue beatificada en 1926 y canonizada por Pablo VI en 1976, hace poco más de cuarenta años.
La Infanta doña Sancha Alfonso
Sin dejar el tema de los milagros en Santa Fe, no debemos pasar por alto un espacio que ya hemos citado, como es la capilla de Belén, muy interesante a nivel arqueológico y donde se encuentra enterrada una hija ilegítima de Alfonso IX de León, es decir Sancha Alfonso. Doña Sancha, nacida en 1220 fue monja profesa de la Orden de Santiago siendo enterrada en el convento de Santa Eufemia de Cozuelos aunque en 1608 y con autorización del rey Felipe III sería trasladada a Toledo [20], al convento de Santa Fe y concretamente a la capilla de Belén –a la derecha del altar-. Su cuerpo incorrupto se depositó en 1615 [21] y alrededor de Sancha corría un halo de santidad pues después de muerta se documentaron diversos milagros en la ciudad de Toledo [22]. Solamente se la dio el título de venerable pues su proceso de beatificación se comenzó sin llegar a prosperar. Entre la documentación que se adjuntó a la apertura del proceso, tenemos el caso de Sebastián Llanos, el cual sufrió un accidente por el atropello de un caballo produciéndole “una grande y mortal herida de que se le quebró totalmente el casco y quedaron descubiertos los cervices” de la cual curó cuando se le pusieron unos polvos del sepulcro de la sierva de Dios doña Sancha. O el de Maria Aguada, vecina de Toledo, a quien se le “quitó el juicio” y estuvo loca seis meses, “en los cuales hacía diversas y extraordinarias acciones de loca” y daba grandísimas voces y clamores y habiéndola llevado dentro del convento de Santa Fe, a la capilla de Nuestra Señora de Belén, “donde se venera el cuerpo de la dicha sierva de Dios, la encomendaron allí y le pusieron un pedacito de la túnica con que estuvo enterrada la dicha doña Sancha, luego se sosegó y no hizo movimiento alguno, y en pocos días cobró entera salud…” Curioso también es el milagro que le ocurrió a Juana Rodríguez, doncella e hija de Francisca Rodríguez, la cual estando enferma de calenturas continuas, fue llevada al Hospital de Afuera [23] de donde huyó medio desnuda y anduvo por las calles públicas lo cual continuó haciéndolo por espacio de dos meses de tal manera que hacían burla de ella los muchachos y habiendo un día entrado en la iglesia del convento de Santa Fe, y habiendo bebido agua con polvos del sepulcro de la dicha sierva doña Sancha, que le dio Catalina de Lerma, monja del convento, cobró enseguida el juicio con gran admiración de todos. Como último milagro de las decenas que se tienen recogidos en el informe sobre su beatificación, citaremos el ocurrido a Catalina de Illescas, mujer de Joseph de Valdivieso Bonetero, la cual estando de parto, se puso muy enferma, tanto que estuvo tres días la criatura muerta en su vientre, y no habiéndole solucionado nada los médicos que la atendieron, imploró el auxilio divino y bebió un poco de vino “con los dichos polvos de la dicha sierva de Dios con gran fe y humildad” y al instante “echó la criatura muerta, encogida y de color verde, lo cual fue, era y es público y notorio…” [24].
La venerable doña Sancha Alfonso, dibujo a pluma, pincel, tinta y aguada pardas sobre papel verjurado, firmado «Andrés Ruiz ynbenit». Madrid, ©Biblioteca Nacional de España
Terminando con la historia de doña Sancha Alfonso, apuntaremos que su cuerpo ha estado y está todavía hoy, incorrupto. En Santa Fe, en el año de 1648, se abrió su tumba, comprobándose la incorrupción de su cuerpo [25]. Tiempo después, ya en el siglo XX y concretamente en 1935, sería trasladada, junto a la comunidad de religiosas, a una parte del convento de Santo Domingo el Real, donde aún permanece, entre las dos rejas que separan la iglesia del coro. El 5 de julio de 1975, se volvió a abrir el sepulcro que contenía su cuerpo confirmándose de nuevo que seguía incorrupta, aunque no sería la última vez, pues en 2008, cuando se cumplieron cuatro siglos de la llegada de la Venerable Sancha Alfonso a Toledo, se volvió a comprobar que su cuerpo seguía en el mismo estado de incorrupción.
Imagen de la momia de doña Sancha Alfonso, cuando fue abierto su sepulcro en 2008 con motivo del IV centenario de la llegada de su cuerpo a Toledo. (Ver mas fotos aquí)
Por lo que respecta a la historia reciente del convento de Santa Fe, las Comendadoras de Santiago permanecieron en este lugar hasta el año 1935, en cuyo año y debido a las estrecheces económicas, tuvieron que vender el edificio al Banco de España el cual tenía pensado demolerlo para posiblemente construir allí una sucursal [26]. Con el producto de esa venta, compraron posteriormente una parte del convento de Santo Domingo el Real, lugar que ocupan en la actualidad. De aquellos momentos de 1935, cuando el Banco de España proyectó construir un nuevo edificio, se conservan diversos artículos de prensa como los que incluimos en estas líneas y que demuestran la movilización social que tuvo lugar en contra del derribo de este monumento tan querido en la ciudad y al que se debía proteger.
Papeles referentes al convento de Santa Fe de Toledo y al Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia), 1753. Manuscrito. ©Biblioteca Nacional, Mss. 13063.
Añadiremos que posteriormente a la ocupación del convento por las Comendadoras de Santiago y hasta 1973 en una parte del edificio de Santa Fe funcionó un colegio de religiosas, conocido coloquialmente como el de las Ursulinas, y gestionado por las religiosas de la Sagrada Familia, nombre que muchos toledanos le siguen dando al convento de Santa Fe de Toledo.
Diario ABC, 22 de enero de 1935
Diario ABC, 28-12-1978
Plano de la excavación del interior de la capilla de Belén. Fuente: El antiguo convento de Santa Fe de Toledo. Fabiola Monzón Moya y Concepción Martín Morales. ©Instituto del Patrimonio Histórico Español
Proyección de una panorámica de la Capilla de Belén. Estado actual.
Es importante señalar que el convento de Santa Fe fue declarado Monumento Nacional según R. O. de 30-9-1919. La última -y más importante- intervención integral que se ha realizado en el edificio fue realizada en el año 1996 por el Ministerio de Educación y Cultura y que sería complementada por un completo estudio arqueológico del Instituto de Patrimonio Histórico Español[27] a partir del cual surgieron algunas sorpresas y hallazgos muy relevantes que ponían en valor la importancia de este inmueble. En esta intervención se encontraron algunos restos de lo que serían en tiempos musulmanes los conocidos como palacios de Al-Mamún, destacando un salón islámico, enterramientos en la ya mencionada capilla de Belén ó un espectacular arco de ladrillos decorado con escenas de caza.
Estamos sin duda, ante uno de los edificios más representativos del pasado glorioso de Toledo, el cual nos depara –y lo seguirá haciendo- mil y una curiosidades y anécdotas que seguiremos descubriendo.
JOSÉ GARCÍA CANO, Febrero 2017
Vista general del salón islámico localizado en la Sala del Alfarje. Fuente: El antiguo convento de Santa Fe de Toledo. Fabiola Monzón Moya y Concepción Martín Morales. ©Instituto del Patrimonio Histórico Español
Impresionante arco de ladrillos decorado con yeserías aparecido en las últimas intervenciones arqueológicas en el convento de Santa Fe. Fuente: El antiguo convento de Santa Fe de Toledo. Fabiola Monzón Moya y Concepción Martín Morales. ©Instituto del Patrimonio Histórico Español
Detalle de la cara sur del arco de Santa Fe, donde se aprecia la decoración con motivos de cetrería en la que aparece un águila ó halcón. Fuente: El antiguo convento de Santa Fe de Toledo. Fabiola Monzón Moya y Concepción Martín Morales. ©Instituto del Patrimonio Histórico Español
[1] Riu y Cabanas, Ramón. El monasterio de Santa Fe de Toledo. Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo XVI. 1890. Pág. 54.
[2] Ocampo, Florián de. Los cinco libros postreros de la Coronica General de España. Pág. 35.
[3] Rades y Andrada, Francisco. Chrónica de las tres Ordenes y Cavallerias de Santiago, Calatrava y Alcantara… 1572. Pág. 23.
[4] Parro, Sixto Ramón. Compendio del Toledo en la mano, o descripción abreviada de la Iglesia Catedral y demás monumentos y cosas notables que son dignas de la atención de los curiosos en esta célebre ciudad. Tomo II. Pág. 131.
[5] Martinez Caviró, Balbina. Conventos de Toledo. Pág. 169.
[6] Martínez Caviró, Balbina. Mudéjar toledano…, pág. 56 y ss.
[7] Pérez, Juan Bautista. Apuntamientos para la historia de los Arzobispos de Toledo con varios epitafios. Biblioteca de la Catedral de Toledo, cód. 27, 27, fol. 214.
[8] Riu y Cabanas, Ramón. Op. cit. Pág. 51.
[9] Riu y Cabanas, Ramón. Op. cit. Pág. 55. Es importante señalar que también fue cedida a las Comendadoras de Santiago la Casa de la Moneda, para que las monjas tuviesen más espacio en su nuevo convento.
[10] Los desplazados frailes franciscanos pasaron al convento de San Juan de los Reyes, tomando posesión las monjas concepcionistas de su convento, como han seguido hasta el día de hoy, confirmándose el traslado y posesión por Julio II en la bula “Pastoralis offici” de 1505.
[11] Rades y Andrada, Francisco. Op. cit., pág. 24.
[12] Porres Martín-Cleto, Julio. Historia de las calles de Toledo. Tomo IV. 2002. Pág. 1120.
[13] Moreno Nieto, Luis. Santos y beatos de Toledo. 2003. Pág. 77. Según sus cronistas, mientras duró su encierro en el arcón, fue cuando la Santa prometió fundar una orden para religiosas “cuyo hábito habría de ser de color del cielo”.
[14] Se trata de la Bula “Inter universa” de 1491 confirmada por Inocencio VIII.
[15] Moreno Nieto, Luis. Op. cit. Pág. 87.
[16] Es importante señalar, que la fecha de la muerte de Santa Beatriz, es decir el 17 de agosto de 1491, no es la fecha aceptada por algunos historiadores como la correcta sobre su muerte. Balbina Martínez Caviró asegura en Conventos de Toledo, que falleció en 1492.
[17] Omaechevarría, Ignacio. OFM. La Orden de la Inmaculada Concepción (OIC): Concepcionistas Franciscanas de S. Beatriz de Silva. 1976. Pág. 47.
[18] Martínez Caviró, Balbina. Op. cit. Pág. 260.
[19] Moreno Nieto, Luis. Op. cit. Pág. 88.
[20] Ferrer-Vidal y Díaz del Reguero, María Soledad. Santa Eufemia de Cozuelos: un monasterio femenino de la Orden Militar de Santiago. En la España medieval II. 1982. Págs. 337-348.
[21] Quintanadueñas, Antonio. Sereníssima Infanta, gloriosa Virgen, doña Sancha Alfonso Comendadora de la Orden Militar de Santiago… 1651. En esta obra, en la página 64, se nos dice que el viernes 13 de marzo de 1615, llevaron el cuerpo de doña Sancha al convento de Santa Fe, colocándose en la capilla de Belén, dentro de la clausura, cerca del coro, en el lado del evangelio, en una urna era de nogal con el forro interior de raso carmesí.
[22] Papeles referentes al convento de Santa Fe de Toledo y al Monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos (Palencia), 1753. Manuscrito. Biblioteca Nacional, Mss. 13063.
[23] Se refiere al Hospital Tavera, también denominado “de afuera”, al encontrarse en el exterior del recinto amurallado de la ciudad de Toledo y comenzado a construirse en 1541 por el Cardenal Juan Pardo Tavera.
[24] Papeles referentes al convento de Santa Fe… Op. cit. Pág. 204.
[25] Quintanadueñas, Antonio. Op. cit. Págs. 67-69.
[26] Sobre la demolición del convento, cabe señalar la polémica que surgió en la ciudad, ya que la oposición al derribo fue unánime. Varios periódicos como El Castellano, encabezaron enérgicas protestas y afortunadamente la sucursal se construyó en la calle Nueva. El Banco finalmente vendió el convento a otra comunidad, quienes instalaron el colegio de las Ursulinas, hasta que en 1979, lo compró el Estado para ampliar la Biblioteca Pública de Toledo y el Museo de Santa Cruz.
[27] El antiguo convento de Santa Fe de Toledo. Fabiola Monzón Moya y Concepción Martín Morales. Instituto del Patrimonio Histórico Español.