Es probable que si vives en Toledo para ti estos lugares no sean tan secretos, pues hayas pasado por ellos cientos de veces (o no), incluso sin pararte a pensar lo bella y misteriosa que es nuestra ciudad, y lo mucho que esconde. Tan sólo quiero que los que vienen “de pasada” por aquí se detengan en cinco rincones, apartados de los habituales y populosos monumentos, y conozcan otro Toledo.
1. Cobertizo de Santo Domingo el Real.
Penitentes que portan Santas figuras, luces que iluminan la oscuridad, caballeros que rozan con la punta de sus lanzas el techo de madera… Cualquier imagen podría venir a la mente cuando pasamos por este espacio. Aplastan las elevadas paredes de los conventos que lo rodean. Asusta la noche, tan débilmente iluminada cuando lo visitamos. En compañía, un placer. En soledad, un escalofrío. En invierno, con niebla, una aventura.
2. La judería. Calle de las Bulas y alrededores.
Un espacio único, diferente. Sus angostas calles agobian, aprisionan. Nada queda de la muralla que cercaba la judería toledana y que por las noches siempre cerraba, pero en esta zona sentimos el recogimiento que sus habitantes debieron tener hasta 1492, fecha del lamentable episodio de la expulsión. Los muros encierran numerosas leyendas, subterráneos, historias… No sólo son rincones de esta ciudad milenaria, querida y añorada por muchos… La judería es un todo, un espacio que no debes dejar de visitar cuando vengas a Toledo. Un rincón especial está en la “Casa de la Cadena”. Piérdete unas horas por estas calles, no lo olvidarás.
3. Torreones de la Iglesia de San Ildefonso.
Foto: christ_st en Flickr.com
La vista que disfrutamos de la ciudad tan sólo es comparable a la ofrecida por otros espacios elevados: desde la Biblioteca del Alcázar, pronto desde la torre de la Catedral, o desde ciertas rutas que se organizan por el Consorcio Ciudad de Toledo, que nos permiten subir a otros puntos para observar el entejado toledano como si sobrevoláramos la ciudad. No todo son cuestas, cantos rodados y muros de ladrillo.
4. Calle de Santa Isabel.
Un buen amigo me pidió en una ocasión que le hiciera una foto de su boda en Toledo. El fotógrafo no es especialmente bueno, y rincones hay muchos. Uno de ellos es la calle de Santa Isabel, mirando hacia la Catedral. Allí podremos apreciar, de cerca, la magnificencia de la torre de la Catedral.

5. Cripta del “Hospital Tavera”
A muchos les pasará desapercibido un gran edificio, renacentista, también llamado “de afuera” por encontrarse en el exterior de las murallas, y por ende, alejado de muchas rutas que habitualmente hacen los turistas. Contiene un magnífico patio porticado, pero tal vez lo más famoso en su interior sea el Sepulcro del Cardenal Tavera, creado por Alonso de Berruguete en 1561. La cripta inició la construcción de la actual Iglesia del Hospital. Se encuentra bajo el crucero, y fue realizada por Hernán González de Lara y concluida en 1572. Sitúate en el centro de la cripta: la perfección de su bóveda produce una reverberación acústica que sorprende al visitante.
Foto: Luis Arribas en Flickr.com